Segundas Oportunidades:

 

         Capítulo 26:

Los dos chicos salieron unidos por sus manos de aquella antigua mansión. Cuando habían andado ya unos metros la joven se paró en seco y miró atrás para intentar guardar una imagen de aquello que le había devuelto la alegría y la tranquilidad, de aquello que le había dado la posibilidad de reconciliarse con su pasado, con su abuela. Se giró con lentitud y no observó nada, todo había desaparecido como si hubiera formado parte de un recuerdo lejano, como si hubiera sido absorbido por un bello y deseado sueño. Miró a su derecha donde se encontraba el vampiro que la observaba embelesado y emocionado, ella le sonrió. Él hizo lo mismo y de nuevo emprendieron el camino, un camino oscuro y largo......... el camino de vuelta a la dura realidad.

 

Tardaron en llegar al coche, la noche era demasiado maravillosa como para desaprovecharla con una marcha rápida. La temperatura había subido unos cuantos grados, en el futuro, cuando recordaran una y otra vez ese día en el que el pasado y el presente fueron uno, nunca sabrían con certeza si ese calor era el que emanaba de sus propios cuerpos llenos de pasión o el que circulaba a su alrededor en el ambiente. El cielo despejado y plagado de estrellas parecía regalarles una alegría y una tranquilidad que seguramente poco duraría.

Caminaron con paso lento y seguro, hablando sobre sus cosas, sobre lo que sentían, sobre lo que añoraban, sobre lo que pedían a un futuro todavía incierto, jugueteando, riendo, soñando. Todo a su alrededor era maravilloso, eterno, no querían que toda aquella tranquilidad terminase nunca.

Llegaron al coche, se montaron en él y emprendieron de nuevo el regreso a Cleveland. Durante el camino no se dirigieron la palabra, cada uno de ellos pensaba en lo que les había sucedido esa noche, una noche que recordarían hasta el final de sus días.

 

Llegaron a casa de Susan en unas horas y aparcaron el coche frente a la entrada. Salieron de él con celeridad y entraron con rapidez en la casa, la oscuridad en ese lugar hostil no les era bienvenida, podía envolver demasiados peligros, demasiados miedos para mantenerse sumergidos en ella demasiado tiempo.

Cerraron la puerta tras de sí y se dirigieron a la sala de la casona que estaba situada en el piso de abajo. Era una habitación pequeña pero muy coqueta. La mesa que se levantaba en el centro de la estancia estaba cubierta con un mantel que hacía juego con los tapetes que cubrían la parte superior de los sofás. Un gran ventanal cubierto por grandes cortinas dotaba a la habitación de luz y frescor cada mañana. En esos momentos el aire sibilino y frío entraba por la ventana entreabierta mientras los rayos de luna se reflejaban en ella con gran belleza y maestría. Un gran cuadro escenificando una cacería en la que aparecían un cazador y sus perros dando muerte a un pobre cervatillo estaba sujeto en la pared justo encima uno de los sofás.

 

Los chicos entraron allí y se dejaron caer pesadamente sobre el sofá, uno al lado del otro, en silencio. Se quedaron allí muy quietos, mirando al infinito tratando de recordar todos los acontecimientos de esa maravillosa noche, esa noche que nunca olvidarían, una noche cuyo recuerdo permanecería impenetrable a pesar del tiempo y del paso de los años.

 

Spike la tomó de la mano y Jocelyn se giró y lo observó durante unos instantes, se acercaron poco a poco hasta que sus labios se unieron por fin sellando un feliz día y dando por terminada la excursión. Sus esencias se mezclaron en un cocktail explosivo que daba tienda suelta a una noche llena de lujuria y pasión.

 

Spike la tomó en sus brazos con suavidad y firmeza y sin dejar de mirar sus bellos ojos verdes la llevó a la habitación. La depositó sobre la cama y la despojó de sus ropas con deliciosa majestuosidad. Observaba su cuerpo desnudo, cada una de sus curvas, cada uno de sus secretos. Ella lo observaba desde abajo, azorada ya por la pasión, nerviosa e inquieta por el baile que estaba a punto de comenzar.

Ella se incorporó rozando levemente con sus hermosos y perfectos pechos el cuerpo del vampiro que se tensaba con la sola visión de esa princesa de la noche. Poco a poco la ropa del vampiro cayó al suelo dejando a la vista su maravilloso y duro cuerpo. Los dos se observaban, los dos se sentían. Esa noche de nuevo sus cuerpos bailaron la danza del amor.

 

Los besos, los jadeos, las miradas, el deseo, la pasión........ todo eso y mucho más expresaban sus cuerpos en su movimiento, en una danza salvaje que los llevaba al mismísimo cielo para regresar de nuevo a sus cuerpos mortales. De nuevo la sed de ella se apoderó del vampiro llevándolo a un estado cercano a la locura, recorría su cuerpo con sus labios  y su lengua ávida de su esencia, de su calor, recorría cada lugar oculto y caliente, buscaba ansiosamente la humedad que se escondía tras los pilares en que se habían convertido sus piernas, casi infranqueables, buscó con avidez su boca, sus labios, su pelo, su aroma, sus zonas prohibidas. Ella por su parte tocaba y sentía cada una de las maravillosas curvas que poseía el vampiro, eran como  un espejismo en el desierto, algo maravilloso pero eterno a la vez. Buscaba ansiosamente su calor, su lengua recorría cada uno de los recovecos, cada uno de los rincones más ocultos. El cuerpo de él se tensó, se endureció cuando la lengua caliente y juguetona de Jocelyn llegó hasta su cenit. Ella seguía indagando, tocando, humedeciendo, los jadeos del joven surgían con fuerza de su garganta, tan atronadores que parecía que se iba a desgarrar.

 

Él tomó el rostro de la chica y lo subió hasta sus labios mientras sus cuerpos en su movimiento se rozaban, se sentían. La besó mientras la poseía una y otra vez, embestida tras embestida. Una danza maravillosa en la que cada movimiento, cada paso estaba maravillosamente coordinado con sus cuerpos desnudos chocando, produciéndoles un placer extremo, un placer desgarrador, un placer que los emborrachaba y los enloquecía.

 

Ella sobre él, él sobre ella, no había reglas, el amor desbocado y sincero había sido liberado y ya nada podían hacer para manejarlo, para domesticarlo pero.... acaso era eso lo que ellos deseaban?? Domesticar un amor salvaje y atronador como el que poseían???

Sus cuerpos llenos de sudor, las manos recorriendo cada vestigio de piel que quedaba libre, temblorosa, las lenguas humedeciendo cada parte íntima hasta llevarles a un estado febril. Los jadeos de ella surgían al son de los de él. Los ojos inmersos en una locura que los alejaba de la realidad, una locura a la que el sexo y la pasión  desenfrenados los había llevado. Jocelyn lo tomaba del pelo intentando sobrevivir a tanta pasión. Él la tomaba cada vez con más fuerza mientras todo su cuerpo vibraba y temblaba. Ella bebía de él, él se emborrachaba de ella. Los dos unidos por una misma pasión prohibida, los dos unidos por un mismo amor eterno, los dos unidos por un mismo baile salvaje y arrollador, los dos unidos por un mismo placer extremo.

Sus cuerpos moviéndose sin parar. Él dentro de ella, regalándole su esencia, explotando en su interior y derritiéndose dentro de ella dejándola exhausta, derramándose sin piedad. Jocelyn sintiendo la unión de sus cuerpos, sintiendo como él se extendía en su interior, como lo tomaba todo, como lo cubría todo con su licor, como lo destruía todo a su paso, un paso arrollador que la llevaba a la locura, a la locura del deseo y del amor.

Finalmente todo cesó entre jadeos, besos y llanto. De nuevo los dos se habían expresado todo sin palabras.

Los chicos se quedaron dormidos, abrazados el uno con el otro en un estado eterno.

 

La noche pasó pronto. Los primeros rayos mañaneros no tardaron en hacer aparición. Las primeras luces entraron jovialmente por la ventana mientras el vampiro dormía, solo.

Se despertó con lentitud, sonrió y dirigió una mirada hacia su compañera, ésa que lo había llevado al cenit de la locura. Pasó su brazo derecho sobre ella, sobre la nada, sobre aire......., ella no estaba a su lado.

El chico se desperezó inquieto y preocupado, se levantó de la cama y poniéndose una sábana alrededor de la cintura sonrió y salió del dormitorio. Avanzó hasta la cocina con una sonrisa picaresca y juguetona esperando encontrar allí a la joven. Se equivocó, allí sólo encontró más soledad, más silencio, más preocupación.

Frunció el ceño y regresó a su cuarto. Se vistió y se aseó. Volvió a la cocina. Desde la oscuridad observaba como los rayos de sol entraban acechándolo por la ventana. En esos momentos deseaba ser humano, poder salir a buscarla, poder tomarla de la cintura, regalarle un dulce y sensual beso, traerla a casa y llevarla de nuevo al cenit de la pasión una y otra vez. Deseaba volver a beber de ella, lo había emborrachado demasiado para poder alejarla de su mente, lo cubría todo, su esencia estaba en cada rincón de su piel, en su cuerpo, en cada poro, en cada parcela de su creación estaba ella, su olor, su aroma, su recuerdo. Su cuerpo se endureció con sólo pensar en ella, deseaba tenerla de nuevo en sus brazos y ella...... no podía estar más lejos.

 

Se dirigió a la nevera y tomó distraídamente una jarra de sangre, tomó una taza y se sirvió. Derramó un poco sobre la mesa. Se sentó en una silla y se dispuso a beber. Fue entonces cuando lo vio. Una nota. Escueta. Directa. Peligrosa. Terrible.

El vampiro la tomó y comenzó a leerla en alto;

 

 

Querido Spike;

 

      Espero que no te enfades por lo que voy a hacer, debo recoger unas cosas en mi casa y debo hacerlo ahora que la luz del día me protege de esos seres detestables.

    Joss estará trabajando así que no te preocupes por mí, estaré bien. Ya te echo de menos, amor, ya echo de menos tus manos sobre mí y tus besos recorriendo mi cuerpo.

   Pronto volveremos a estar juntos.

 

Te amo.

 

            Jocelyn

 

 

 

El joven sonrió mientras leía las preciosas palabras que la bella mujer le había escrito horas antes. De repente un mal presentimiento cruzó el cuerpo del vampiro haciéndolo estremecer. Una oleada de miedo y angustia se apoderó de él.

 

 

La pasada noche en la Boca del Infierno...........

 

Los dos vampiros se preparaban para su próxima hegemonía. Todo estaba preparado.

Se encontraban frente a un gran cráter, parecía como si en tiempos remotos la ciudad hubiera estado dominada por un gran volcán. No había fuego, ni ceniza, ni azufre..... sólo piedras y hierros, unos hierros que formaban una especie de puente sobre el cráter.

Angellus admiraba su obra, por fin había llegado el momento, por fin había llegado el tiempo en que los vampiros dominarían el mundo.

Pasó el brazo derecho sobre los hombros de la vampiresa y sonrieron mientras admiraban la construcción que se erguía frente a ellos infranqueable, impenetrable.

 

Angellus: Ya está todo preparado, amor, mañana por la noche el reinado de los hombres tocará a su fin y nosotros seremos......... los reyes del mundo  - una carcajada atronadora surgió de su garganta mientras Drusilla lo observaba embelesada-

 

Drusilla: Y después amor mío   - dijo mientras pasaba un dedo por el pecho del vampiro que seguía su movimiento con la mirada-  podré castigar al traidor como se merece??? Dejando que se queme en la llamas del Infierno muriendo muy lentamente???  - su mirada era perversa pero a la vez traviesa como la de una niña-

 

Angellus: Por supuesto, Dru, después él pasará a ser tu juguete..... cuando acabemos con la Elegida nada quedará de él, sólo tormento, miedo y dolor  - la tomó por la cintura con fuerza y la besó con pasión-    Mañana por fin todo terminará.

 

Drusilla: Sí, lo sé pero......... el plan que ideamos crees que funcionará???  - preguntó con sorna-

 

Angellus: Acaso lo dudas??  - preguntó divertido mientras la besaba de nuevo-

 

Allí, entre la oscuridad, a un lado de la pasarela que atravesaba el cráter se encontraba Joss, el ex prometido de Jocelyn, atado y amordazado a unos grandes pilares. Se movía con movimientos rápidos y desesperados, tratando inútilmente de soltarse.

Los dos vampiros comenzaron a reír observando la desesperación dibujada en su rostro.

 

 

Mientras Spike lee la nota, en otro lado de la ciudad...............

 

 

Jocelyn camina alegre y contenta. El sol calienta su rostro mientras tararea una canción del pasado. Está descansada y libre de malos pensamientos por fin desde hacía mucho tiempo, tanto que ni lo recordaba.

Esa noche había sido especial, más incluso que la primera vez que hicieron el amor. Cada vez que se tocaban parecía como si miles de chispas surgieran de sus manos, de sus bocas, de sus dedos provocándoles unas descargas que los sumían en un estado de hibernación pasajera. Nunca antes se había complementado tanto con una persona, nunca antes se había entregado de esa manera a nadie, nunca antes había sido tan feliz, nunca.

 

Siguió caminando entre los coches, por las aceras, por los parques...... no quería dejar de andar, se sentía feliz de estar viva y de sentirse así, totalmente realizada y completa. Tan metida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que había llegado a la puerta de su pequeña casa, el hogar que había compartido tiempo atrás con Joss.

 

Frunció el ceño mientras una nube negra ensombreció su mente al recordarlo. Recordó el dolor y el calor de su brazo y su muñeca después de que la golpeara, recordó el miedo que sintió al observar sus ojos inyectados en sangre, recordó el desprecio y la suciedad que sintió cuando se enteró de sus verdaderos planes para con ella.

Movió la cabeza con rapidez hacia los lados intentando alejar esos malos recuerdos de su cabeza, de su felicidad actual.

Metió la mano en el bolsillo y cogió la llave de la casa, atravesó el pequeño jardín que la rodeaba y subió las escaleras de acceso al porche. Metió la llave y entró con cautela, no quería arriesgarse a que Joss estuviera por casualidad en el interior.

 

Cerró la puerta tras de sí con sigilo y dejó la chaqueta en el perchero. Se dirigió al dormitorio que antaño compartió con Joss y comenzó a sacar unas ropas. Las fue metiendo en una pequeña maleta de cuero negra mientras observaba todo lo que la rodeaba, por fin en ese momento era consciente de algo importante, por fin se daba realmente cuenta de cuánto había cambiado su vida de un tiempo a esa parte. Sonrió al recordar a Spike.

Cuando terminó de coger la ropa se dirigió a la cocina y se sentó en una de las sillas. Suspiró y se quedó así unos momentos mientras miraba al infinito.

Pasados unos minutos se levantó y se dirigió a la puerta de salida pero......... algo que vio sobre la mesa la hizo parar en seco. Allí, apoyada contra un servilletero había una escueta nota. Jocelyn al verla empalideció como si hubiera visto a la mismísima muerte mostrándole su guadaña. Se acercó a ella y la tomó. La leyó en alto con voz rasgada;

 

 

  Querida Summers;

 

     Creemos que te interesará saber que tu querido prometido Joss está en peligro. Lo tenemos atado y amordazado en un lugar no muy lejano de aquí.

     Si quieres encontrarlo con vida sólo tienes que seguir nuestras instrucciones pero....... no juegues con nosotros pequeña porque entonces él morirá y alguien más importante para ti también sufrirá dolor y torturas.

     Debes ir a las afueras de la ciudad, a lo que llaman Volcano Square. Vete sola, no avises al traidor, si lo vemos cerca........ lo mataremos.

    

     Ven pronto, te esperamos.

 

          Angellus y Drusilla.

 

 

La chica dejó caer la nota al suelo. Su rostro descompuesto por el dolor miraba a ninguna parte intentando encontrar alguna luz que alumbrara su camino. No podía avisar a Spike, no podía ponerlo en peligro después de lo que él había hecho por ella. Debía ir sola allí. Sabía que quizás esa sería su última noche con vida, de hecho, no sabía a ciencia cierta si Joss seguiría con vida todavía pero....... lo debía intentar al menos. No se había comportado bien con ella pero no podía darle la espalda en esos momentos tan difíciles para él, no ahora que su vida corría peligro.

 

Salió de la casa atropelladamente, ni siquiera se cercioró que la puerta de entrada había quedado entreabierta. Comenzó a correr desesperada por la ciudad. Ese lugar que habían nombrado en la carta quedaba a unos 20 minutos de la casa y al paso que llevaba....... tardaría sólo unos 10 minutos en llegar allí.

Las lágrimas se acumulaban ya en la comisura de los ojos, lágrimas por Joss, nunca le habría deseado alto tan terrible como la muerte. Lágrimas por ella, después de haber tocado con las yemas de los dedos la felicidad completa..... ahora se la arrebataban de un plumazo. Lágrimas por Spike, que se sentiría ignorado y utilizado cuando se enterara de que ella no le había confesado lo del secuestro. No tenía más remedio que hacerlo, ellos habían puesto esa condición, además..... era de día, el sol calentaba radiantemente en medio del firmamento y un vampiro..... nada podría hacer allí más que morir.... y eso la asustaba más que otra cosa.

Siguió corriendo sin parar hasta que a lo lejos divisó Volcano Square.

 

 

Mientras, horas antes en casa de Susan...........

 

Spike daba vueltas por la casa una y otra vez, de un lado a otro, sin parar de pensar, sin para de moverse. Miraba a la ventana, el sol seguía en el firmamento inexorablemente pero......qué se podía hacer??? Aun era mediodía.

Pensamientos, recuerdos, miedos, pesadillas. Todo junto llegaba en tropel a su cabeza mientras no dejaba de mover nerviosamente las manos y de mirar con el ceño fruncido los rayos de sol que se colaban por la ventana.

Si al menos la casa de Jocelyn no quedara tan lejos......, si al menos algo le sirviera de escudo ante los rayos fulminantes del sol........, si al menos supiera que ella se encuentra bien.........

Más deseos, más preguntas sin respuesta, más pesadillas, más malos augurios, más malos presentimientos. La paciencia del vampiro estaba llegando a su fin, poco a poco su rostro se volvía más cansado, más inestable, más preocupado.

 

Así pasaron un par de horas, sin noticias, sin escuchar su linda voz. El móvil de ella descansaba sobre la repisa de la cocina. Spike lo observaba malhumorado, si ella al menos lo hubiera llevado..... . Se maldecía por su fortuna, por su estado de nervios, por su preocupación, no sabía qué hacer, se sentía inútil encerrado entre esas cuatro paredes, sentía que se ahogaba cada vez que intentaba salir y buscarla,  no podía, siempre se encontraba con una muro más grande que cualquier otra cosa, su naturaleza. Pasaban los minutos y él se encontraba cada vez más cansado, más malhumorado, más crispado así que......... tomó una determinación.

Tomó su saco de cuero, se lo puso sobre la cabeza y se dirigió a la puerta. Quizás era demasiada poca protección para un camino tan largo pero..... algo en su interior le decía que ella tenía menos tiempo cada minuto que pasaba, que ella estaba en peligro y que si quería reencontrarse con la joven de nuevo y acariciar su rostro, besar sus labios y rozar su piel...... debía salir en su busca pronto.

 

El contacto con el sol fue fulminante. A través de su saco de cuero comenzó a entrar un calor agobiante. Su piel comenzó a sudar, pequeñas gotas se iban acumulando en cada recoveco de su cuerpo. Sus piernas no paraban de moverse. El vampiro corría mientras era observado por la gente que lo miraba extrañado mientras tapaba su piel con el saco. Cada vez más calor, un hilillo de humo comenzaba a salir por la zona del brazo que alternativamente quedaba a merced del sol con cada brazada. No sentía el dolor físico, sus pensamientos y sus miedos eran su mayor dolor, un dolor mental tan fuerte que le agarrotaban las piernas y los brazos.

Corría entre las calles, corría sin mirar atrás, intentaba no pensar, no sentir, no llorar. Quería llegar cuanto antes a esa casa en la que esperaba encontrar sana y salva a su querida Jocelyn. Algo dentro de él le decía que no sería así. Que la casa estaría vacía, sin vida en su interior, sin su amor protegida entre las cuatro paredes y...... cuando llegó al jardín donde la chica había estado minutos antes..... lo vio. La puerta de la casa abierta, todo desierto, ninguna presencia dentro, todos sus malos presentimientos se habían hecho realidad. Su cuerpo tomó perfecta conciencia de lo que había pasado o al menos, de su desenlace. Un sentimiento de ahogo comenzó a subirle por la garganta. No podía respirar y si de ello hubiese dependido su vida, yacería muerto entre las flores de ese jardín del mal.

Se acercó poco a poco a la puerta, cerró los ojos y tomó aire. Notó su aroma, le llenó los pulmones extendiendo su esencia por el interior de su cuerpo. Notó su antigua presencia, olió su miedo, sintió su dolor.

Entró en la casa. Recuerdos acudían a su mente. Recuerdos de ella, recuerdos de él, el rostro malvado de Angellus, la locura de Drusilla. Miedo, terror, remordimientos.... todo se mezclaba en su interior como un juicio mortal. Se sentía hundido, decepcionado, apenado, destrozado.

 

Se dirigió a la cocina. Miró derredor pero nada encontró allí. Cerró los ojos con gesto de derrota y dejó caer la cabeza con inercia. Ella se había ido pero........ a dónde???? Y una pregunta aun más temible rondaba su cabeza.... con quién???

Más dolor, más presentimientos, más recuerdos. No podía pensar con claridad, demasiadas cosas, demasiados pensamientos se acumulaban en su pobre mente cansada. Esa misma noche habían hecho el amor como nunca antes, habían compartido caricias, besos, susurros y pasión. Todo entre ellos era perfecto, se compenetraban, se querían y eso lo hacían patente cada vez que se encontraban juntos en la misma habitación pero...... qué había pasado después???

 

Salió de la cocina y se dirigió a cada uno de los cuartos. En uno de ellos vio una  maleta repleta de ropa. Se acercó y la olió. Toda su esencia estaba allí metida, en una pequeña maleta de cuero, sonrió melancólicamente por la ironía que eso significaba.

Dejó la estancia para volver de nuevo al pasillo, justo al lado de la puerta de la cocina. Su rostro derrotado y al borde de las lágrimas parecía más envejecido que nunca. De repente bajó la mirada, algo en el suelo le llamó la atención, un trozo de papel blanco con unas letras impresas en él.

Lo tomó con rapidez. Lo levantó hasta colocarlo frente a sus ojos. La mano le temblaba en exceso comunicándolo al papel que lo hacía de la misma manera.

Comenzó a leerlo mientras su rostro cambiaba. El terror, el miedo y la incertidumbre se dibujaron en él como hacía mucho que no lo hacían....... como el día en que él murió.

 

Salió de la casa sin mirar atrás en busca de su futuro.

 

                                                                                                    Capitulo 27