CAPITULO CUARTO
Spike miraba absorto a Buffy, que apoyaba su cabeza en el pecho de él y le acariciaba con ternura. Su rostro de felicidad poco a poco se había vuelto melancólico. Buffy levantó la cabeza y le sonrió dulcemente, mientras él le besaba en la frente. Buffy se dio cuenta de que algo pasaba por su cabeza y le preguntó si le ocurría algo. Spike abrió un poco los labios con la intención de decir algo, pero no lo dijo. Buffy volvió a acurrucarse en su pecho:
- ¿En qué estás pensando, Spike?
Spike tardó en contestar. Empezó a acariciarle el pelo. En un tono casual le dijo:
- En nada sólo pensaba en el ritual Buffy, algo extrañada, giró la cabeza hacia arriba para mirarle - con el que restauraron tu alma. - Buffy volvió a bajar la cabeza y cerró los ojos. Me preguntaba cómo lo hicieron el hechizo que usaron.
Buffy se movió un poco acomodándose entre los brazos de él.
- Eso ya no importa ahora. y cerró los ojos para quedarse dormida.
Spike le seguía acariciando el pelo y miraba al vacío con los ojos vidriosos.
CAPITULO QUINTO
Aquella noche hubo reunión como de costumbre para ultimar los detalles del ataque a la Boca del Infierno. Cuando las cosas quedaron ya aclaradas, cada uno volvió a sus respectivas actividades. Spike salió a solas por la terraza en dirección al jardín. Caminó lentamente por la hierba hasta pararse a varios metros de la valla de cipreses. Aspiró profundamente. Por detrás, sin casi darse cuenta, una fría mano rozó la suya y él la cogió con fuerza. Buffy se colocó a su lado y ambos se quedaron ahí plantados.
- ¿Vas a decirme qué te ocurre? Buffy le miró inquisitivamente se supone que soy yo las que normalmente adopta esa pose taciturna.
Spike se sonrió y la miró a los ojos: no es nada, le dijo.
- ¿Sabes? Sabía que dirías eso.
- En serio, no es nada Spike levantó los hombros, ella le seguía mirando esperando una respuesta es verás es una tontería Spike se puso serio entonces, decidido a hablarle con sinceridad. La otra noche cuando - Spike no sabía cómo expresarse y se iba poniendo nervioso - ¡Olvídalo, Buff!
Buffy estaba confusa, no entendía por qué Spike estaba tan raro, y se estaba empezando a preocupar. Discúlpame, le dijo Spike mientras se iba de su lado. Buffy le agarró del brazo y lo hizo girarse.
- ¡Por Dios, Spike! ¿Qué es lo que te ocurre? en su tono se mezclaba la preocupación y el disgusto por los rodeos que él estaba dando. Dímelo le dijo luego lentamente.
Ella se dio cuenta de que los ojos de él empezaban a brillar, aguardando lágrimas tras de ellos. Buffy entreabrió los labios sin entender qué le pasaba. Parecía que Spike se estaba conteniendo.
- ¡Spike !
- ¡Tu alma! le interrumpió en un tono alto. Buffy se sobresaltó ante ese tono y le miraba sin entender nada. Spike se frotó los ojos y se rió, echó atrás la cabeza. - ¡Soy un cretino! Buffy seguía atónita. Spike recuperó la compostura y la miró con amor; le pasó con cuidado la mano por el rostro. Ante esto ella le miró tiernamente y sonrió. - ¿Cómo puedo sentirme tan miserable porque no perdieras tu alma la otra noche?
A Buffy se le borró la sonrisa. Él la seguía mirando con dulzura, no estaba ni enfadado. A ella le conmovió la actitud de Spike y lo afectado que estaba. Spike, le dijo en un tono de súplica, no pienses esas cosas. Él se mordió los labios y le sonrió, luego ella le abrazó.
Ángel desde la ventana de su dormitorio observó esa escena sin saber qué se habían dicho, y se entristeció. Corrió las cortinas y se marchó.
CAPITULO SEXTO
El momento había llegado. Ya era martes, el día en que atacarían el instituto para acabar de una vez con El Primero. Faith estaba ya deseosa, cansada de recibir la visita continua de manifestaciones de gente muerta que la ponían de los nervios. Estaban todos preparando el arsenal y ultimando los pequeños detalles antes de salir del hotel. Ángel entró a por unas armas a una de las salitas de estar de la planta baja. Buffy se encontraba ahí, a solas, guardando en una bolsa algunas cosas. Ella se giró al notar su entrada.
- Lo siento dijo Ángel, parándose en seco no sabía que estabas - se dispuso a marcharse, pero cambio de opinión, y se giró hacia ella. Eh Buffy - ella le miraba sin ninguna expresión en su rostro yo no sé cómo empezar a decir esto Buffy empezó a mirar por toda la habitación algo nerviosa. No puedo pedirte que me perdones
Ángel se arriesgó y empezó a caminar hacia ella. Siguió hablando.
- Ni siquiera sé qué decir o hacer cuando estoy contigo porque sé que el dolor que te he causado es insoportable lo siento de veras sé que no sirve de nada que te lo diga. No hay nada que me atormente más que lo que te hice a ti, y
- Déjalo dijo de pronto ella. Ángel asintió con la cabeza. Ahora hay cosas más importantes.
Buffy le miraba seriamente pero sin odio en los ojos. Ángel se dirigió a la puerta, ella siguió sus pasos hacia el exterior.
- No debí haberme ido dijo en voz baja desde el umbral sin girarse a mirarla. Sabía que lo que acababa de decir era una osadía, pero bueno, quizás muriera esa noche así que no le importó.
- ¿Qué? preguntó Buffy sin entender a qué venía eso.
- De Sunnydale. Después de la Ascensión.
Hubo un largo silencio, ambos estaban inmóviles casi en la penumbra sin mirarse a la cara. Buffy no se molestó por el comentario; su mente ya estaba despejada.
- No le dijo sin que su voz temblara. Ángel bajó la cabeza aliviado y parte del peso que soportaba parecía desaparecer.
Aun se quedaron así un instante más, hasta que Ángel vio que ya no tenían más que decir, y salió por la puerta. Buffy aspiro lentamente y volvió con lo suyo.
Buffy salió de la salita con la bolsa en su mano; ya estaban todos en el salón principal, se notaba el nerviosismo en el ambiente. Caminó con paso decidido hacia ellos; Faith la vio acercarse, y Buffy le sonrió, entonces Faith asintió con la cabeza y cogió otra bolsa de encima de una mesa. Los demás iban cargando con sus respectivas armas, ya estaban en marcha. Buffy pasó por al lado de la mesa del centro donde aun quedaban algunas cosas esparcidas, cogió el amuleto de W&H con una mano sin pararse.
- Esto me lo llevo yo.
Ángel y Spike la miraron preocupados, Faith movió la cabeza con ironía.
- Lo que tú digas, B. La verdad es que no es de mi estilo.
Y la siguió hacia la salida al igual que los demás, dejando en el hotel a las potenciales.
CAPITULO SEPTIMO
Como el resto de la ciudad, el instituto estaba vacío; acudieron en una furgoneta con los cristales oscurecidos, pues era preferible atacar de día. Ésta atravesó las puertas del centro destrozándolas a su paso y se introdujo en el pasillo, donde bajaron todos descargando sus armas.
Bajaron al sótano, donde se encontraba el sello del que salían los ubervampiros, y que parecía ser una puerta hacia el Infierno. Alrededor de ésta, había varios cadáveres, pobres infelices cuya sangre había sido usada para abrirla. No había ningún precursor a la vista.
Una vez atravesado el sello, entraron en una enorme caverna. Wes se quedó arriba con las potenciales, y solo bajaron los tres vampiros y la Cazadora, para inspeccionar el lugar, y ver cómo podrían destruirlo, pero el panorama que se les presentó fue desolador: bajo un precipicio que les cortaba el camino, miles de ubervampiros aguardaban sin notar la llegada de los nuevos visitantes. Los cuatro estaban horrorizados ante lo que estaban viendo.
- Yo digo que nos larguemos de aquí dijo Faith ya he visto suficiente, sepultemos la entrada y que no puedan salir.
- Eso no bastará, pero tampoco hay mucho que hacer ahora le contestó Ángel con voz temblorosa y retrocediendo unos pasos. Todos hicieron lo mismo. Buffy caminaba hacia atrás para no perder de vista el fondo de la cueva, pero tropezó. Todos se quedaron quietos nada, no les habían descubierto. Siguieron caminando pero en ese momento un ubervampiro apareció por el borde del precipicio, y les atacó. Tras él, aparecieron dos más, y luego otro. No eran tan fuertes como aquellos con los que habían luchado anteriormente, pero seguían siendo temibles. La lucha comenzó y los cuatro sabían que no tenían nada que hacer si seguían apareciendo más.
Los uber iban cayendo poco a poco, pero tanto Faith como los demás estaban agotados, y aquello no parecía acabar nunca. Una de esas bestias hirió a Faith derribándola; Buffy acudió en su ayuda en cuanto pudo, deshaciéndose del uber que la atacaba. Le dio la mano y la Cazadora se levantó, agradeciéndole con la mirada que la hubiera salvado. Ahora Faith luchaba prácticamente solo con un brazo sano; Ángel y Spike también estaban siendo heridos continuamente, al igual que Buffy. Pronto acabaría todo.
- ¡Hemos de sepultar la entrada! gritó Ángel para que le oyeran. Hay que avisar a Wesley.
Pero ninguno podía escapar. De repente, Buffy empezó a sentir que el medallón le quemaba, ya ni se acordaba de él. Lo tocó con la mano, pero la hubo de retirar enseguida porque le abrasaba. Un uber la atacó, así que siguió luchando aun cuando el dolor que le producía aquella baratija empezaba a ser insoportable. Mató al uber, y entonces el dolor se intensificó horriblemente, un resplandor la envolvió, y se sintió dominada por una nueva fuerza que salía del medallón y que la obligó a permanecer inmóvil, de pie. Haces de luz salían del medallón que iban haciendo polvo a cada ubervampiro que encontraba. La cueva empezó a temblar, parecía que fuera a derrumbarse. Los demás la miraron asombrados y asustados sin entender por qué estaba ocurriendo eso. Ángel enseguida le indicó a Faith que escapara y que fuera con Wes por si necesitaba su ayuda, y en caso de que ni Ángel ni los otros salieran en poco tiempo, que sepultaran el sello, derrumbando el instituto con dinamita que había en la furgoneta si era necesario.
Spike corrió al lado de Buffy, esquivando los haces de luz que parecían salir de su pecho. Cuando Faith se hubo marchado, Ángel fue hacia ella también; pero unas rocas cayeron del techo justo en frente que le impidieron el paso. Tenía la salida a su izquierda y Buffy estaba frente a él. Aun podía verla a través de un hueco que las piedras habían dejado. Ella le miró desde lejos; su rostro dolorido le mostró una pequeña sonrisa, y con la mirada le dijo que se marchara. Todo a su alrededor se iba desmoronando. Ángel intentó mover las rocas pero no había forma de crear un paso hasta ella. La miró horrorizado, hasta que más rocas cayeron del techo tapando la visión de ella.
Spike estaba junto a Buffy intentando saber qué hacer.
- Vete Spike, intenta buscar una salida y vete. le costó decir a Buffy.
- Ni lo sueñes, pequeña. Spike violentamente intentó tocar el medallón para arrebatárselo del cuello, pero le quemaba. Lo intentó varias veces.
- ¡Déjalo! Es el fin, así tenía que ser Buffy abrió las aletas de su nariz aguantando el dolor con valentía, y los ojos los tenía vidriosos. A Spike le caían lágrimas de los ojos al ver que nada podía hacer, estaba desesperado.
- ¡No! dio con voz entrecortada. no voy a dejarte morir otra vez.
- Vete le suplicó sollozando, mientras levantaba a la altura de su pecho las manos como reteniendo así el dolor ahora encontraré por fin la paz.
- ¿Y yo? gritó Spike con enfado, Buffy le miró con amor a los ojos - ¿cuántas veces tengo que perderte? Spike entrelazó su mano con la de ella y ambas empezaron a prenderse fuego. El dolor los hizo emitir un fino gemido No podría soportar de nuevo sueños en los que te salvo.
Buffy lanzó un débil grito, el medallón estaba produciendo su combustión desde le interior. La cueva seguía temblando y derrumbándose a su alrededor. Los dos se quedaron mirando sin decirse nada; Spike no iba a cambiar de decisión, y ya estaba todo acabado. Buffy apretó los labios y le sonrío con esfuerzo mientras le miraba dulcemente; Spike no apartaba la vista de ella, le acercó su rostro, la besó en los labios y se fundieron en un fuerte abrazo. De esta manera, ambos comenzaron a prenderse fuego, hasta que solo quedaron cenizas. La cueva se derrumbó por completo sobre éstas, y con ella el instituto.
Ángel y los demás habían logrado escapar. Volvieron al hotel. Descansarían y empezarían a recoger sus cosas para marcharse cuanto antes de Sunnydale. Ya había acabado todo y nada los retenía allí. Durante esos dos días, Ángel no se dejó ver entre los demás. La última noche en la ciudad, se dirigió hacia las ruinas del instituto, hundidas en un cráter. Se acercó a ellas y se quedó allí durante unos minutos, con las manos en los bolsillos de su abrigo, meditando sobre todo lo ocurrido, sobre Buffy y Spike, y sobre las jugadas que da el destino y las elecciones tomadas. Pero sobretodo pensó en Buffy, en cómo había acabado; recordó la primera vez que la vio, y en la última mirada que le dio. ¿Había quedado en paz con ella? Eso deseaba, pero sería algo que nunca sabría realmente.
(
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Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido.
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
- Quevedo-