"ÁNGELUS, EL TERRIBLE"
La verdadera historia de Ángel
Por Federico Hernán Bravo:
PRIMERA PARTE
Los Ángeles… ¡La ciudad de los vampiros!
Siempre había soñado con conocer un lugar así. Creo que como todos, apenas la
hemos visto en películas y series de TV, nada más. Lo cierto es que Los Ángeles
es una de las principales ciudades del mundo… un centro urbano sin igual, donde
se mezclan de manera casi perfecta gente de todos los idiomas y países.
Mientras el autobús que me traía a la gran ciudad entraba lentamente en ella,
por la noche, yo podía divisar desde mi cómoda posición los grandiosos edificios
de acero y cristal, que se erguían alrededor, hacia un cielo estrellado y
limpio… los negocios con carteles de neon que ofrecían cosas tales como
electrodomésticos y demás y, por sobre todo, la gente.
La vida nocturna de Los Ángeles era vertiginosa. La gente iba y venia sin cesar,
sin importar la hora.
En síntesis, era una ciudad populosa, grandiosa… el lugar perfecto para los
vampiros.
Suspiré, al mismo momento en que pensaba eso. Después de todo, yo también era
uno de ellos… un vampiro… salvo que con una diferencia fundamental…
…Yo tenía un alma…
El lector supongo que me recordará. Sabe que antes era un simple escritor, un
sencillo muchacho mortal que se ganaba la vida escribiendo historias. Mi vida
cambiaria para siempre luego al conocer a Drusilla y al caer seducido por su
belleza gótica, ofreciéndoseme luego el Don Oscuro, la sangre vampirica que me
convirtió en uno de ellos… en un ser de la noche.
Mas también saben que luego, comprobé que nunca había perdido mi alma,
transformándome en una cosa bastante extraña incluso para los seres extraños.
También están al tanto de que luego de todo eso, Dru y yo viajamos a Sunnydale,
en donde tuve la oportunidad de seguir con mis pesquisas sobre el mundo de los
vampiros al entrevistar a Spike, otro vampiro con alma que vive allí y entabló
una relación sentimental con una Cazadora… y que, a continuación, tuve que
enfrentarme con la misma mujer que ame, la que me dio su sangre para hacerme el
ser que soy y a la que lamentablemente, y con todo el dolor de mi alma humana,
tuve que liquidar, para salvar mi vida. *
* (Para mas información, ver mis fanfics "Drusilla" y "William, el Sangriento",
publicados en esta misma pagina. Nota del Autor)
Si, supongo que eso lo saben y lo recuerdan. Pues bien, al final de toda esa
odisea, yo viajaba a la ciudad de Los Ángeles para entrevistar al primer vampiro
con alma que había surgido en el mundo, el único que podría tener las respuestas
al misterio de mi propia conversión…
Me refiero a Ángel.
Mientras el autobús que me traía a la gran ciudad se estacionaba en la terminal,
mis nervios no dejaban de asaltarme. No sabía con que me iba a encontrar… Era
una suerte que antes de dejar Sunnydale, Spike y sus amigos le hubiesen avisado
a Ángel que yo iba para allá. Creo que le contaron mi historia, pero ignoraba
como le habría caído enterarse de que existía otro ser igual a él… y que
pensaría de mí.
Sabiendo que la única vía de averiguar todo esto era enfrentándolo, baje del
autobús y me interné en las agitadas calles de Los Ángeles.
Al principio, no sabía adonde tenía que ir. Spike menciono que Ángel y su grupo
de amigos mortales estaban alojados en un viejo hotel reformado llamado "Hyperion",
pero ignoraba en donde estaría ubicado. Me sentí confuso y vague durante algunas
horas por el centro turbulento de la ciudad (un lugar impresionante, lleno de
edificios de oficinas y demás) hasta que me decidí a intentar localizar el lugar
seriamente.
Un vampiro siempre cuenta con recursos. No tarde en hallar un bar… pero no un
bar ordinario.
…Un bar de demonios…
Estos locales eran realmente extrañísimos. Eran sitios algo apartados de los
convencionales y siempre ocultos de manera tal que solo un demonio podría
hallarlos. Al que fui, estaba coquetamente disimulado en los sótanos de una
tienda de repuestos automotores.
El lugar era realmente horrible. Apenas entre, me golpeo el tufo a putrefacto y
conteniendo las náuseas, me acerqué a la barra. Había allí, sentados en varias
mesas y charlando animadamente, la más pintoresca variedad de seres y de
criaturas que jamás pensé que llegarían a existir.
Muchos eran como yo (vampiros), pero otros… había demonios altos, de piel roja,
verde… con cuernos o sin ellos… Criaturas salidas de una imaginación febril, fue
lo que pensé.
Muchas de las miradas de los presentes se volvieron para observarme. Creo que de
alguna forma supieron que yo no era como ellos. Un demonio muy alto y feo
(parecido a un perro Buldog) clavó principalmente sus ojos rapaces en mi figura,
como estudiándome detenidamente.
Traté de no darles mucha importancia y me enfrasque en una charla con el dueño
del lugar, un curioso demonio de orejas puntiagudas que también me dirigió al
principio una mirada recelosa.
-¿Forastero?- me preguntó.
-Si.
-¿Primera vez en Los Ángeles?
-Si.
-Vaya… veo que eres un vampiro…
Asentí, sonriendo. En realidad, lo hice de cortesía. Me sentía incomodo con
todos los presentes mirándome como si fuera un bicho raro y sinceramente, me di
cuenta de que había cometido un error al ir a semejante sitio.
-Nunca he visto a un vampiro con esos ojos.
El comentario sonó a mis espaldas. Me volví, nervioso, solo para toparme con la
cara feroz de una vampiresa morena, de buena figura física, vestida con una
blusa blanca y un par de pantalones tejanos bien ajustados. Entre sus manos,
sostenía un palo de pool…
-¿Perdón?- dije, un poco sorprendido.
-Dije que nunca he visto a un vampiro con esos ojos como los que tienes-
repitió, sonriendo afablemente- ¿así que eres nuevo en L.A? ¿Cómo te llamas? ¿De
donde eres?
-Ah… Me llamo Federico… Soy de Argentina.
-¡Argentina! Vaya… He oído que las cosas andan un poco movidas por allá, con la
situación política…
Otra vez esbocé una sonrisa. El demonio con cara de Buldog seguía mirándome a lo
lejos, frunciendo su horrible ceño cada vez más.
-Mi nombre es Rosario- se presentó la vampiresa- Gusto en conocerte… ¿Quieres
jugar con nosotros al Pool?- preguntó, señalando a una mesa en donde un grupo de
vampiros habían interrumpido su juego para mirarnos con cara de pocos amigos.
-De verdad, me encantaría, pero tengo otros asuntos que… atender.
-Vamos. Solo será un rato.
-Oh, lo siento, pero no puedo, je.
-¿Hace cuanto que eres vampiro?- me preguntó uno de sus compañeros, desde la
mesa de Pool.
-Ya me tengo que ir…- me disculpé, volviéndome hacia el dueño del bar- Perdón…
¿De casualidad conoce el hotel Hyperion? ¿Sabe adonde queda?
El demonio me miró con una cara de espanto cuando oyó aquello. La vampiresa
llamada Rosario retrocedió, asqueada y sus compañeros se acercaron todos juntos,
con los puños cerrados, como preparándose para pelear.
-¿Qué te sucede, viejo?- me dijo el vampiro que había hablado antes, plantándose
delante de mi de manera desafiante- ¿Acaso eres un traidor?
-¿Qué?
-¡Matalo, Bennie!- le gritó uno de sus compañeros, sonriendo siniestramente- ¿No
ves que esta con el vampiro bueno?
-Un momento por favor…- suplique- Creo que se equivocan…
A todo esto, el demonio con cara de Buldog se unió a la discusión. Se paró
detrás de los vampiros haciendo chasquear los nudillos de su mano (una mano
semejante a una garra) y también sonrió, mostrando una hilera de afiladísimos
dientes de perro.
-Bueno… ¿Qué sucede aquí?- preguntó una voz atronadora, desde la entrada del
bar.
Todas las cabezas se voltearon para ver. Un hombre alto, de pelo corto y vestido
con una gabardina oscura se hallaba parado de brazos cruzados y con una sonrisa
irónica.
Todos los presentes lo reconocieron al momento. Varios demonios y vampiros
retrocedieron y emprendieron la huida por una puerta trasera. Solo se quedaron
el vampiro llamado Bennie y el demonio Buldog (a falta de nombre, creo que lo
llamare así).
-¿Qué carajo haces acá, viejo?- dijo Bennie, desafiando al recién llegado- ¡Este
no es tu lugar!
-Francamente hablando, esta es "mi" ciudad, así que creo que lo mejor seria que
hicieras como tus compañeros y te largaras de aquí- le sugirió, manteniendo la
sonrisa irónica en los labios.
El demonio Buldog se volvió hacia él, rugiendo. El recién llegado esquivó su
ataque y le propinó un puñetazo en el rostro. El demonio cayó hacia una mesa
vacía y la destrozo toda… Enfurecido y resoplando, se volvió a poner de pie,
pero antes de que pudiera hacer nada siquiera, un joven muchacho de
aproximadamente 17 o 18 años salto de un rincón y con una espada, le rebano la
cabeza.
-Bien hecho, hijo- dijo el sonriente hombre al muchacho.
El vampiro Bennie no tardo en retroceder del susto y emprender la huida por la
misma puerta trasera donde sus compañeros habían salido. En un segundo, el local
se quedo vacío de gente…
-¿Estas bien?- me preguntó el hombre, acercándoseme.
-¿Eres Ángel?
-Si. Tú debes ser Federico… Mucho gusto.
-Gracias al Cielo que llegaste- dije, aliviado- Por poco y creo que la cosa se
ponía fea.
El muchacho al que Ángel había llamado "hijo" se nos unió. Me miraba de una
manera como desconfiando de mi. En todo momento, levantaba su espada como si yo
fuera a atacarlos.
-Supongo que Spike te avisó de mi llegada- tercie, tratando de recobrar la
calma.
-Bueno… en realidad fue Willow quien me contactó por teléfono y me avisó de ti.
Sonreí. Willow… si, la conocí durante mi breve viaje a Sunnydale. Una muchacha
pelirroja encantadora.
-Creo que seria mejor que vinieras con nosotros- dijo Ángel, echando una mirada
al desierto lugar- Seria lo mejor.
-No tengo objeciones.
Sin embargo, el oír aquello, el muchacho con la espada frunció más el ceño.
-¿Será conveniente?- le preguntó a Ángel.
-Calma, Connor… es de los nuestros.
-Papá… es un vampiro.
-¿Y? Yo también lo soy- dijo, sonriendo.
************
El hotel Hyperion era grande, muy grande.
Se trataba de un viejo edificio restaurado ubicado en una zona intermedia de la
ciudad. Ángel y el chico llamado Connor me acompañaron hasta aquel lugar. Apenas
pise la puerta de entrada y penetré en su interior, me quede fascinado con aquel
sitio.
Todo estaba bien amueblado y lucia limpio. Un grupo de figuras esperaban
pacientemente en el living del lugar, sentados en cómodos sillones. Al vernos
entrar, se levantaron de un salto, acercándosenos…
-Equipo, les presento a Federico- dijo Ángel, poniéndome una mano en el hombro-
Un vampiro con alma.
Hubo un murmullo bastante particular de parte de los presentes. Era una
selección de personas peculiares y sin duda, increíble. Estaba una muchacha muy
alta y linda, que me miraba con una sonrisa sin duda alguna de amistad; un
hombre de aspecto un tanto desconfiado, que por su acento, me di cuenta de que
era de Inglaterra; un muchacho negro y una jovencita de ojos grandes y muy
linda, que me miraban perplejos y, finalmente, un curioso demonio verde con dos
cuernos sobre su cabeza.
-Hola- los salude, estrechándoles la mano a todos.
-Es un placer conocerte- me dijo la chica de los ojos grandes, sonriendo
nerviosamente- Soy Winifred… pero puedes llamarme "Fred". Todos lo hacen…
Sonreí. El resto también se me fue presentando… Sus nombres se grabaron en mi
mente como fuego. Cordelia Chase, Wesley, Charles Gunn y Lorne.
-Bueno… Es un placer estar acá con ustedes- dije, sentándome en un sillón.
Se produjo un tenso silencio. Todos los ojos seguían escudriñándome como si yo
fuera una curiosidad.
-Leí el libro de Drusilla- dijo Ángel, rompiendo el silencio.
-¿De veras? ¿Tan rápido llegó la edición a Norteamérica?
-Wes me lo consiguió- me confesó, señalando al ingles- Es una copia del mercado
negro, pero es valida. Lo leímos todos.
-Caray. Entonces ya saben mas de mí que yo mismo- comenté, sorprendido- ¿Qué les
pareció el libro?
-Me gustó mucho- se apresuro a decir Fred, ante la atónita mirada de Gunn-
Quiero decir… escribes muy bien.
-Si, es una buena manera de narrar la tuya- intervino Wesley- Creo que es la
primera vez en la historia que un vampiro revela como es convertirse en uno y
ser lo que son.
-¿Va a haber una continuación, no?- preguntó Cordelia, que estaba sentada muy
cerca de mi.
-Si. Una dedicada a la vida de Spike. Creo que dentro de unas semanas, saldrá a
la venta.
Otra vez el silencio. En todo ese momento, algo apartado del grupo, el muchacho
llamado Connor no dejaba de mirarme con una cara inexpresiva. No había soltado
su espada desde que entré…
-Muy bien- suspiró Ángel- Vamos al grano. Vienes aquí por dos motivos, ¿no?
Buscando respuestas acerca de ti y para entrevistarme… para hacer un libro de
mi.
-¡Oh, si, si!- exclamé- En realidad, me encantaría saber tu historia… o mejor
dicho, la historia de Ángelus.
-¿Seria conveniente todo esto?- dijo Wesley a Ángel- ¿Revelar la historia de
Ángelus?
-Wes… ¿Dónde esta lo malo? ¿A quien perjudicaríamos?
-No sé… me da cosa.
-Concuerdo con Wes- finalmente, Gunn se había decidido a hablar- ¿Seria prudente
hacer eso?
-¿Acaso es prudente lo que hacemos aquí, Charles?
-No vas a comparar nuestro trabajo con eso, viejo.
-¡Vamos, Charles!- dijo Fred, dándole un codazo- ¿No quieres convertirte en el
protagonista de un libro?
-A mi me encantaría- intervino Lorne, sonriendo.
-No dañamos a nadie con esto- aseguró Ángel- Además, nuestro amigo aquí presente
tiene muchas cosas que hacer, como averiguar por que cuando se volvió vampiro,
no perdió su alma.
-Eso es algo extraño…
El muchacho llamado Connor se acercó a nosotros, mirándome ahora con
desconfianza.
-Los vampiros pierden su alma cuando se convierten. Tú no deberías existir.
-Hijo… Se suponía que dos vampiros no podían dar a luz y sin embargo, aquí estas
tú- replicó Ángel, defendiéndome- ¿Cómo explicas eso?
-Lo mío fue diferente.
-No tanto- tercio Cordelia- Connor… Calmate.
-¿Calmarme? ¡Mírense ustedes! Llega un vampiro que según dicen, tiene alma como
mi padre y se ponen todos embobados. ¿Y si es un engaño? ¿Y si nos miente?
-¡Yo no soy un mentiroso!- exclamé, indignado. Había asumido una posición sumisa
en todo momento, pero no iba a consentir que aquel muchacho… impertinente me
faltara el respeto.
-¿De veras?- dijo y sonrió de manera irónica.
-¡Connor, basta!- gritó Ángel- ¡El chico no es un mentiroso! ¡Si lo fuera, no lo
habríamos traído a casa!
-¿Cómo puedes saberlo? ¿Y si te hechizó? Tal vez tenga poderes que no
conozcamos…
-Connor…
-No tengo ningún poder desconocido- declaré, molesto- Solo estoy en esta
existencia por amor… Si de verdad leyeron el libro de Dru, saben que lo hice por
ella… porque la amaba…
-¿Y también la mataste porque la amabas?- dijo Connor, de manera burlona.
Me enfurecí. Mi rostro cambio por el de vampiro y gruñí. El chico levantó su
espada sonriendo… había logrado lo que quería.
-¡¡Basta!!- pidió Ángel- ¡Connor, vete a tu cuarto!
-Ni hablar… Quiero pelear con este tipo.
-¡Connor! ¡Es suficiente!- gritó Cordelia- ¡Obedece a tu padre! ¡Vete!
El muchacho se quedo sorprendido por aquel exabrupto por parte de su amiga. Se
quedo silencioso durante un rato y luego, se fue escaleras arriba, sin dejar de
echarme miradas de enojo.
-Perdónalo… No sabe lo que hace- me dijo Ángel.
-Creo que si sabía lo que hacía- suspire. Relajando mi cara hasta volverla
humana otra vez- Al menos, me queda el consuelo de que leyó el libro también…
-¿Quieres pasar a mi oficina?- Ángel señaló a una puerta cerca de donde
estábamos- Allí podremos conversar bien sin ser molestados.
Asentí. Abandonamos el living y entramos en una reducida oficina bien amueblada,
repleta de libros y demás cosas. Ángel procedió a cerrar la puerta detrás de mí
y a continuación, me ofreció asiento. Después, él mismo se sentó delante de mí,
en otra silla…
-Te pido perdón otra vez por los exabruptos- me dijo- Lo que sucede es que por
aquí andamos todos medio nerviosos. Las cosas marchan un tanto… locas por este
sitio actualmente.
-Te entiendo.
-La verdad es que te tengo que confesar que cuando me entere de que existía otro
vampiro con alma… bueno, no lo pude creer.
-Yo tampoco puedo creer de que exista… Y hasta ahora, no tengo respuestas de lo
que soy en verdad.
-Tal vez consigamos sacar algo… Tenemos recursos por acá.
-Eso espero.
Ángel sonrió, para darme confianza y entonces comprendí que me hallaba delante
de un gran hombre. Un verdadero héroe… un campeón…
-¿Quieres que te cuente mi vida? ¿Los años de mi existencia previa a convertirme
en el ser que soy? ¿Estas realmente dispuesto a escuchar como perdí mi alma, la
recupere luego y la volví a perder? No es un relato bonito- dijo.
-Si. Ansío saberlo. Eres una leyenda entre los vampiros… eres el primero con
alma. Tal vez en tu historia encuentre la respuesta a mi existencia. Deseo que
así sea.
Saque mi grabador, con mis cintas preparadas. Ángel se reclino en su asiento y
tomó algo de aire, antes de empezar…
-Eres muy valiente- me dijo.
-¿Yo? ¿Y por que?
-Por amor te has convertido en lo que eres… por el amor a Drusilla- me recordó-
Y a pesar de que tuviste que matarla… la amas todavía.
-Siempre la amare- dije, con pesar- Siempre. Algunos pensaran que lo mío es
enfermizo, pero… la amo.
Ángel me miró durante un largo rato, sin decir nada. Luego, me hizo señas de que
encienda el grabador…
CONTINUARA…