"WILLIAM, EL SANGRIENTO"
La historia de Spike
Por Federico Hernán Bravo:
PRIMERA PARTE
Jamás
creí que me sentiría tan nervioso al viajar en un avión.
Creo que nunca lo hice. De hecho, aquella era mi primera vez. Si
alguien de entre todos los pasajeros reunidos me hubiera echado
un vistazo, sin duda habrían visto a un joven alto, pálido y de
una incipiente media melena, vestido de negro y con un par de
lentes oscuros que ocultaban unos ojos color celeste-blanco
bastante llamativos.
Sin duda, yo debía ser todo un espectáculo.
De igual forma lo era mi compañera, un tanto más alta que yo,
sentada a mi lado y de piel igual de blanca como la mía. Ella,
por el contrario, parecía mostrarse muy a gusto en semejante
situación. Cada vez que pasaba una azafata, no dejaba de mirarla
con sus grandes ojos inquisitivos, conciente de la profunda
aversión que esto despertaba.
-Por favor, Dru- le dije, dándole un leve codazo- No hagas más
eso o van a sospechar de nosotros.
Ella, como siempre, se rió de mi comentario y como una niña
malcriada, se dio vuelta y le dirigió otra de aquellas miradas a
una joven azafata que se acercaba con un changuito con comidas y
bebidas de todo tipo.
La mujer se detuvo a nuestro lado y tragó saliva,
sorprendida...
-¿D-Desean algo, señores?- nos preguntó, nerviosa.
-Nada. Gracias- me apresure a contestar, sonriéndole afablemente.
La azafata se retiro tan aprisa que temí por un momento que nos
habían descubierto. Para mi suerte, no fue así.
-¡Dru! ¡No hagas eso!- le espeté- ¿Quieres que nos tiren del
avión?
-Relájate, cariño
Te lo estas tomando muy en serio.
-Mira, solo te pido que te quedes quieta, por favor- le suplique-
Al menos, hasta que lleguemos.
-¡Uf! Muy bien. De acuerdo- suspiró.
Di gracias a los Cielos para mis adentros al ver que se reclinaba
en su mullido asiento y tomaba el libro que había escrito hace
un tiempo atrás, de su vida. El titulo podía verse claramente
en la tapa y estaba escrito con unas bonitas letras góticas:
"DRUSILLA".
Por lo demás, decoraba todo aquello una foto en blanco y negro
de ella, que yo le había tomado para sugerir a los de la
editorial que así venderíamos mas ejemplares.
Sin más remedio que tratar de relajarme mientras el viaje en avión
duraba, me recline yo también en mi asiento y suspire. Toda esta
aventura solamente había empezado haría cosa de unas cuantas
semanas atrás y sin duda, no sabia adonde me iba a llevar
claramente.
Perdón. Siempre comento estos errores. Creo que ustedes,
queridos lectores, merecen una buena explicación de todo esto.
Como recordaran, tiempo después de haberme convertido en vampiro,
Drusilla y yo quedamos en hacer un largo viaje de regreso a los
Estados Unidos, en donde ella planeaba reencontrarse con todos
sus conocidos allí. Yo estaba muy ansioso, ya que iba a ver en
persona a todos aquellos vampiros que habían sido pieza
fundamental en su existencia entre los no-muertos
*
*(Para mas detalle, ver mi anterior fanfic "Drusilla",
publicado en esta misma pagina. Nota del Autor)
Hacia poco que yo era un vampiro, pero no uno ordinario. Si
leyeron el libro de Drusilla, comprenderán todo esto. Saben que
tengo un alma, la cual, cuando mi bella dama de la noche me
convirtió, no me dejo, sino que permaneció conmigo.
Si, se que suena raro, pero así fue. Soy un vampiro con alma,
como muchos dirían.
Todavía me atormentaba mucho el misterio de todo esto. Había
cosas que desconocía sobre este fenómeno y muchos enigmas más
que deseaba fervientemente resolver, pero el problema era que,
justamente, no sabía cómo.
Dejando de lado estos misterios que sin duda, debería si o si
resolver en el futuro, en aquellos momentos nos encontrábamos en
pleno vuelo nocturno hacia Estados Unidos, a California, en donde
haríamos una parada en el aeropuerto de Sunnydale.
Sunnydale. El nombre de por si ya me gustaba.
Dru me había contado muchas cosas acerca de ese pueblo. Cientos
de anécdotas que no aparecían en su libro pero que hasta el
momento recuerdo con toda precisión. Deseaba con todas las
fuerzas de mí ser conocer tan insólito lugar, un lugar de
peregrinaje entre aquellos seres que pertenecían a la noche,
entre aquellas criaturas siniestras que se movían ajenas al ser
humano en esta Tierra
Ansiaba conocer la misma "Boca del Infierno"
Imagínense la de nervios que tenia. Yo, un vampiro con alma
recientemente creado, viajando a un lugar tan extraño
un
sitio donde sin duda, encontraría mil historias para contar y
vivir.
Pero mas interés tenia en conocer a ese otro vampiro con alma
que vivía allí
el único que había amado a Dru en los
viejos tiempos, el que había compartido con ella toda una vida,
antes de que siquiera yo hubiese existido.
Me refiero a Spike.
Cientos de preguntas y dudas cruzaron mi mente en ese momento. ¿Cómo
me recibirá? ¿Qué opinión podría formarse de mí?
También estaba el otro asunto
la Cazadora.
-Me pregunto cuando llegaremos- dije, en voz alta.
-¿Ansioso?- me preguntó Drusilla, dejando el libro de lado.
-Mucho
Dios, creo que el corazón me va a estallar de la
emoción.
-Tu corazón no late, querido. Recuerda que estas en parte muerto.
-Es cierto
lo olvide.
Instintivamente, me lleve una mano al pecho. Efectivamente, nada
latía allí.
-¿Ya pensaste como comenzara tu nuevo libro?
-La verdad, no
- confesé- Supongo que tengo que pensar en
una buena introducción.
-Empieza por este momento- me sugirió ella, volviendo a su
lectura- ¿Para que inventar cosas? Cuéntales a tus lectores tus
sentimientos con este viaje, tus dudas, temores
-Esa es una buena idea.
Silencio. Ninguno de los dos volvió a hablarse por un largo rato.
Solamente el ruido de las voces humanas que nos rodeaban era lo
único que rompía la sacrosanta cortina de silencio que había
entre ambos.
Aproveche ese instante para levantarme e ir al baño. Cuando me
puse de pie y me dirigí hacia allá, varias cabezas se voltearon
para verme.
Creo que el blanco de mi piel se hacía más llamativo por mi
vestimenta, toda de negro. Lamentablemente, este suceso se lo
debo a Dru. Ella fue quien insistió en que los vampiros debíamos
vestir siempre de negro.
Igualmente, no me quejaba de ello. Mi traje era tipo el del
personaje de "Neo" en aquella película, "Matrix".
La gabardina oscura, la camisa del mismo color y los pantalones
y si a eso le sumamos los lentes...
No era ropa justamente adecuada para pasar desapercibido
Llegue hasta el baño y me metí en uno de aquellos reducidos
cubiculos. Sudaba (si, los vampiros también sudamos). Me senté
sobre el retrete y a continuación, me saque los lentes, echando
una breve mirada en el espejo del lavabo.
Mis ojos eran realmente
Bueno, no tenía palabras. No sabia
el porque de esto, pero como dato curioso, cuando mi rostro
cambiaba y se convertía en el de un demonio de la noche, seguían
del mismo color.
Extraño, ¿no?
Tantas preguntas se agolpaban en mi cansado cerebro que por poco,
temí por mi cordura.
¿Con que me iba a encontrar? ¿Realmente Spike se atrevería a
relatarme su historia, para que yo pudiera plasmarla en un libro
y publicarla?
Dios santo. No lo sabia, pero la cosa ya estaba en marcha.
-Que sea lo que Dios quiera- dije.
************
Llegamos a Sunnydale cerca del amanecer.
Para nuestra suerte, Dru se había encargado de hacer de antemano
reservaciones en el Hotel Central de Sunnydale, un coqueto
edificio ubicado en la zona céntrica del pueblo. Digo que fue
una suerte, ya que si no nos alojábamos pronto, cuando el sol
saliera con todo su esplendor por el horizonte, arderíamos como
una pira.
La habitación que nos toco era una bellísima suite de primera,
con una gran cama matrimonial y demás mobiliario.
Antes de correr todas las cortinas y de cerrar todas las
persianas, le eche un brevísimo vistazo al horizonte desde una
ventana, maravillándome con la luz solar que emergía desde el
horizonte e iluminaba lentamente los techos de las casas que nos
rodeaban.
Un espectáculo asombroso.
-Cierra esa ventana, amor, o arderás cuando el sol te de con sus
primeros rayos- me sugirió mi "creadora", dejando sus
cosas en un rincón y recostándose cansada en la gran cama.
Sumiso, obedecí y mire al exterior por última vez. Luego, cerré
la cortina y me acerque a ella, recostándome a su lado,
suspirando.
La habitación había quedado sumergida en una penumbra. Siendo
vampiros, no necesitábamos siquiera prender luces artificiales
para vernos, pero si en todo caso llegaba a aparecer algún
mortal, deberíamos disimular encendiéndolas todas.
-Bienvenido a la Boca del Infierno, tesoro- susurro Dru, acercándose
a mi oído de manera juguetona.
-No puedo creer que estamos aquí- dije, emocionado- Después de
haber oído tanto de este sitio.
-Y creeme que esto es solo el principio.
-Si, es cierto- dije y me puse de pie- No veo la hora de que
vuelva la noche para salir.
-Yo tampoco. La verdad es que el hambre me esta matando
Al oír aquello palidecí.
-Dru
¿Qué vas a hacer?
Ella se limito a sonreírme y se levantó de la cama también. Se
encamino hacia un teléfono y marco un número
-¿Hola? ¿Servicio de cuarto? Le hablo de la habitación 324
¿Podrían enviar una mucama, por favor?
-¡Cuelga eso!- le grite, sorprendido- ¿Qué estas por hacer?
-¡Tengo hambre!- se quejó, como una niña caprichosa- ¡No he
probado sangre desde que salimos de Argentina!
-Ya lo sé
¿No podrías esperar al menos hasta la noche?
-¿Para que? ¿Para que esperas hasta la noche si podemos tener
un buen servicio ahora mismo?- me preguntó, indignada- Federico,
realmente me estas decepcionado
Sus palabras me hirieron, pero ya me estaba acostumbrando.
Las cosas habían cambiado mucho desde aquellos días que
compartimos, allá en Argentina. No sabia el porque, pero el carácter
de Dru era cada vez mas
agresivo. Era como si algo le
molestara.
Por un momento, intuí la razón. Debía haberme dado cuenta
antes.
-¿Todo esto es por Spike, no?- le dije.
Dru se quedo callada, pensativa.
-Oh, calla. No sabes lo que dices
-Si, es por Spike. Todavía estas enojada con él
Te
entiendo. No tienes que ponerte así de histérica.
-¡No estoy histérica!- gritó- ¡Estoy hambrienta y si no me
traes ya mismo a un mortal, lo voy a salir a buscar yo sola en
este hotel!
Me quede pasmado.
-¿Qué te ocurre? Oh, ya sé
- sonrió, maléfica- Olvide
que tú no matas inocentes
Solo comes criminales, ¿no?
Bueno, es cuestión de buscar algún que otro ladrón en este
hotel
-Basta, Dru.
-¿Qué sucede? ¿Acaso al vampiro con alma no le gusta hablar de
sus gustos culinarios?
-No sabes las cosas que estas diciendo, Dru- dije, molesto- Si te
hicieras solamente una idea de lo horrible que es todo esto para
mi
-Yo te lo dije. Te lo advertí
¿Recuerdas? Ser vampiro no
iba a ser fácil
Dolido, le di la espalda. No entendía el porque de tanta
agresividad hacia mi. Sabia (o intuía) que era por Spike, por el
hecho de estar de nuevo en Sunnydale y de que volvería a verse
con él, pero muy en mi interior, temí que la causa fuera mas
bien distinta
Yo era el que la molestaba
Yo, el "vampiro con
alma"
-No me place matar- le recordé- Ni a un inocente ni a un
criminal, Dru. Eso lo sabes
-¡Eres un vampiro! ¡Esta en tu naturaleza!
-Soy un vampiro, pero tengo alma.
-Si, es cierto
- bufó- El alma
todavía no me explico
como pasó
Sus grandes ojos siguieron mirándome mientras se dirigió hacia
la puerta del cuarto. La observé en todo momento hasta que
finalmente, dejo la sala.
Suspire, dolido.
Se había acabado la magia.
La culpa era mía. La había idolatrado mucho
demasiado.
Creí que lo nuestro en efecto, iba a ser un "amor eterno",
pero como pueden apreciar, no sucedía así.
A Dru le molestaba que yo tuviera alma.
Sintiendo que las lágrimas se agolpaban prestas por salir, en mi
rostro, me acosté en la gran cama y tome una amplia bocanada de
aire. Era verdad que yo también tenia hambre, pero no podía
saciarla ahora (no debía).
Luchar contra mi naturaleza vampirica era un asunto realmente
deprimente.
-Dios, Dios
Ojala esta pesadilla termine- dije, al sentir
que mis tripas comenzaban a hacer un ruido fuertísimo.
************
Seguro que el lector se preguntara a estas alturas: ¿Y Spike? ¿No
esta este libro acaso dedicado a él?
Si, es cierto. Pero debía obligatoriamente antes contarles como
era la situación entre Drusilla y yo una vez que arribamos a
Sunnydale.
Bueno, ahora si, al grano. La noche volvió a caer sobre el
pueblo y me dispuse a salir de mi habitación del hotel. Dru no
había vuelto hasta ese momento y realmente ignoraba adonde se
podía haber ido, pero ella contaba con una gran ventaja: conocía
a Sunnydale antes que yo.
Igualmente, solía suceder que Dru salía a cazar ella sola y no
la veía por muchas horas.
Eso no importaba ahora.
Salí del hotel y decidí pasear un poco. Como recién llegado,
tenía ese derecho
ese privilegio.
Sunnydale me gusto mucho de entrada. Era un pueblo prospero. La
zona céntrica estaba llena de tiendas en las que uno podía
comprar desde ropa hasta artículos esotéricos (de hecho, vi un
par de tiendas bastante llamativas sobre el tema). Por lo demás,
la gente parecía afable y no les molestaba la presencia de
extranjeros. En cada local al que entré, fui atendido
cordialmente.
Era una suerte que mi conocimiento del ingles hubiera mejorado
mucho. Dru se había encargado de enseñarme y si algo que los
vampiros sabemos hacer bien, es eso: aprender.
Y lo hacemos rápido
Corrían historias de boca en boca de los ciudadanos ilustres de
Sunnydale. Todo mundo había oído inquietantes alusiones a seres
extraños recorriendo las calles, pero nadie prestaba mucha
atención a esto. Si, muchos estaban gustosos de contarme sus anécdotas
y creo que pase un par de horas enfrascado en una insípida
charla con un vendedor callejero, que me contó cosas algo
interesantes sobre los fenómenos sobrenaturales que sucedían
allí.
Por supuesto, nadie creía mucho en todo esto
Las horas nocturnas pasaron y decidí que si quiera encontrarme
con Spike y comenzar con mi libro sobre él, debía ir
directamente a la fuente. Sin vacilaciones, me dirigí hacia el
cementerio principal de Sunnydale.
En total, el pueblo tenía 12 cementerios, pero el más grande
era el principal. Guiándome por las indicaciones de varios
vecinos, no tarde en encontrarlo. Como era de esperarse, a
aquellas horas, estaba cerrado.
Sonreí y procedí a rodear el gran paredón que separaba la necrópolis
de la calle. El lugar estaba cerrado para los vivos, pero
no para los muertos.
Después de dar el rodeo, llegue hasta un extremo apartado.
Observando que nadie me espiaba, procedí a saltar con todas mis
fuerzas, aterrizando pesadamente dentro del cementerio.
Las lapidas silenciosas de las tumbas me recibieron, como vigías
ciegos. Caminando lentamente entre ellas, aspire el fresco aire
nocturno. El otoño había empezado y a pesar de que California
siempre tenía un clima calido, ahora hacía algo de frío.
Un ruido brusco cerca de donde estaba me hizo detener mi marcha
en seco. Era un ruido bastante particular
ruido de golpes
de pelea.
-Bingo- dije, asomándome por entre un par de lapidas grandes.
Allí, en un claro del cementerio, dos figuras luchaban contra un
numeroso grupo de seres que, por sus caras deformes y demoníacas,
sin duda se trataban de vampiros.
Una de las figuras era una muchacha, bonita y de cuerpo atlético.
Golpeaba a los vampiros de manera magistral. Entre sus manos,
llevaba una estaca
la otra, era un hombre rubio, alto y
vestido con una gabardina negra. También golpeaba a los vampiros
y por la sonrisa de placer en su rostro, realmente lo disfrutaba.
El combate contra los enemigos duro un buen rato. Desde mi lugar,
lo observe todo atentamente, maravillándome con la sincronización
de aquellos dos luchadores y en como lograban acabar con todos
los rivales a base de golpes de patadas, de puño y estacazos.
Cada vampiro que era estaqueado se reducía chillando a cenizas.
Nada quedaba de ellos.
Aquello me afecto mucho. Nunca había visto como moríamos cuando
nos estaqueaban. Dru me había dicho como era, pero existía un
abismo infinito entre oírlo decir y verlo.
Cuando un vampiro era estacado, veía su cara de terror, de
sorpresa y luego
su carne se secaba y desintegraba, al
mismo momento en que sus huesos.
No era un espectáculo bonito y mas, si estas justamente del lado
de aquellos seres, pero me di cuenta que yo poco y nada tenia que
ver con esos vampiros famélicos que atacaban a la pareja.
Cuando la lucha finalizo y todos los villanos quedaron reducidos
a cenizas, la pareja se reunió y procedió a hacer algo que
realmente, me dejo con la boca abierta
Se besaron tiernamente
-Hoy estuviste muy bien, William- le dijo ella, acariciándole el
cabello rubio.
-Tú no estuviste tan mal, Cazadora- contesto él, riendo.
Se dieron otro beso. De la sorpresa, pise mal una lapida y casi
me caí entre las tumbas. Debo haber hecho algo de ruido, porque
la pareja inmediatamente se puso en guardia y miraron a la
dirección donde yo me encontraba.
-¿Quién anda ahí?- pregunto la Cazadora, estaca en mano.
-Huele a vampiro- dijo Spike, frunciendo el ceño.
-No me digas que quedo uno
-Mmmmmhhh
Desde mi posición, pude ver como ambos me buscaban con la mirada.
La oscuridad me protegía de los ojos celestes de la Cazadora,
pero no de los de Spike. Él me encontró más rápido que ella
Sin embargo, no dijo nada
-¿Y bien?- le preguntó ella, sin dejar de mirar a su alrededor-
¿Hueles algo?
-Negativo. Creo que el vampiro ya se fue- mintió su compañero,
mirándome muy serio.
-Bueno
que lastima.
La Cazadora sonrió y guardo su estaca, disponiéndose a salir
del lugar. Al ver que Spike no caminaba, se volvió hacia él.
-¿Vienes?
-Sigue tú el patrullaje, nena. Yo tengo algunos asuntos que
atender.
La Cazadora se encogió de hombros y se marchó. Paso un largo
rato hasta que Spike sacó de su ropa una caja de cigarrillos y
procedió a fumarse uno, suspirando.
-Ya puedes salir- me dijo, en un ingles tan perfecto que me fue fácil
entenderlo.
Vacile. Finalmente, salí y me deje ver, siempre en guardia. No
sabía que intenciones podría tener conmigo
-¿Quién carajo eres?- me preguntó.
************
Nunca me sentí tan a gusto en un lugar como aquel. El local era
grande y estaba repleto de gente joven. La música era buena y
todo contribuía a un clima de distensión que decididamente,
necesitaba.
Un enorme letrero en su puerta indicaba como se llamaba ese sitio:
"EL BRONZE"
-Bonito lugar- dije a Spike, cuando él volvió a nuestra mesa
con un par de jarras de cerveza.
-Es más lindo los fines de semana- dijo él, sacándose su
gabardina negra y sentándose delante de mí.
-¿Para que la cerveza?- pregunté, cuando me empujo una jarra.
-Bueno
si vienes a un lugar como este o comes algo, o
bailas o tomas algo
Sino, llamas inmediatamente la atención-
fue su respuesta- Además, aunque no bebas nada, tienes que
aparentar
Hermano, te falta mucho que aprender como vampiro.
Sonreí. Asintiendo, me acomode en mi asiento, echando miradas a
la banda que en ese momento tocaba en el escenario del local.
-Gracias- dije.
-¿Por qué?
-Por no haberme delatado con la Cazadora.
-Casi lo hago
-¿Por qué te frenaste?
-Fue cuando vi tus ojos
Sabía que era un vampiro, pero tus
ojos
Cielos- hizo una pausa y me miro de arriba abajo-
Sinceramente, no sé si creer la historia que me contaste
Un vampiro con alma
otro
Pensé que después del
idiota de Ángel y yo, no había más vampiros con alma en la
Tierra.
-Yo también creía lo mismo- confesé- Todavía no sé como pasó
ni que lo ocasiono.
-Es imposible.
-¿Eh?
Spike hizo un gesto con la mano y procedió a fumarse otro
cigarrillo.
-Digo, que es imposible que algo como esto pase. Cuando te
vuelves vampiro, te conviertes en demonio
automáticamente
pierdes el alma. Tú eres algo
extraño.
-Coincido contigo- me reí.
-Así que
¿Dru esta contigo?- me preguntó, al cabo de un
momento- ¿Ella fue la que te "engendro"?
-Si.
-¿Y tú te ofreciste a ella por amor?
-Si
-Perdóname, pero
¿Eres tonto?
Me quede mudo al oír aquello. No había maldad en sus palabras.
Spike me sostenía la mirada, mientras el cigarrillo seguía
suspendido en su boca.
-Si amar a alguien es ser loco
si aceptarlo tal cual es, no
importa lo terrible que sea, es ser loco
bueno, pues lo
estoy.
-Ya veo- suspiró, largando el humo por la nariz- Amigo,
cometiste un grave error.
-¿Tú crees?
-Claro que si. Abandonar tu vida de mortal para esto
sacrificarte por nada. Creeme que Dru no vale la pena.
-¿Cómo me puedes decir eso? ¿Acaso tú y ella no compartieron
una vida juntos? ¿No la amaste?
-Amigo mío, creí que la amaba
pero me di cuenta de que no
era verdad.
-¿Y a la Cazadora si la amas?
Silencio. Trague saliva, nervioso.
-Es distinto.
-Yo amo a Dru.
-¿Y porque no esta contigo ahora?
No le respondí. Cerré los ojos.
-No lo sé.
Spike sonrió. Apago su cigarrillo y procedió a beber un sorbo
de cerveza fría de su jarra.
-Hmmmm
No esta nada mal- dijo.
-Pensé que solo bebíamos sangre
-Te falta aprender mucho más de tu naturaleza vampirica, amigo
-Si. Es cierto.
-Así que
¿Eres escritor? ¿Y me dijiste que escribiste un
libro sobre Dru? ¿Podría verlo?
Asentí. Tenía conmigo una pequeña bolsa. La abrí y saque dos
objetos de ella: el libro de Drusilla y mi pequeño grabador con
cintas preparadas.
Spike tomó el libro entre sus manos y se maravillo de la foto
que había en la portada. Luego, procedió a abrirlo y se puso a
leerlo despacio.
-Esta en español- le recordé.
-Lo sé. Sé hablar español.
Pasó un buen rato hasta que levanto la vista, sonriente.
-Escribes muy bien.
-Gracias.
-Corrígeme si me equivoco
¿Ahora quieres escribir un
libro sobre mi? ¿Sobre mi vida?
-Bueno
si.
-¿Y porque debería contártela?- tercio.
-No lo sé. Si quieres hablar de ello, me encantaría escucharte.
-No es una historia muy bonita
¿Cómo te llamabas?
-Federico.
-Federico
No es una historia bonita.
-Me encantaría saberla. Si quieres contármela, yo estoy aquí
para eso- señale a mi grabador- Tal vez en tu historia encuentre
respuestas a mi propia búsqueda. Tal vez no
tal vez las
razones que me hacen el ser que soy no se encuentren entre
ustedes, pero vale la pena intentarlo. Además, quiero que la
gente los conozca
que conozca a los vampiros
a los
verdaderos.
Spike rió. Tomo otro sorbo de cerveza y entrecerró sus ojos.
-Muy bien, amigo con alma, me has convencido
Te contare mi
historia
CONTINUARA