"Drusilla"
Por Federico Hernán Bravo:
EPILOGO
Mis dedos
bailaban sobre el teclado de mi computadora portátil con una
velocidad sobrehumana. A mi lado, en la mesa en la que usaba de
escritorio, yacían desparramados una inmensa cantidad de papeles
notas garabateadas, transcripciones de la entrevista con Drusilla.
A toda velocidad, pasaba yo todo aquello a las mágicas letras
electrónicas de mi computadora, dando los últimos toques de mi
libro.
Mientras escribía, no podía dejarme de mirar las manos
Ahora, eran blancas, relucientes. Mis dedos se habían alargado
de tal manera que eran medio finos
y muy ágiles.
Los dedos de un vampiro
Me detuve y suspiré. Me levante de mi asiento y me dirigí hacia
un gran espejo colocado en la habitación. Trague saliva y me
mire en él
Contrario a la creencia popular errónea, los vampiros sí se
reflejan en los espejos. Todavía no sé quien inventó aquello
del "no-reflejo", pero deberían darle una patada en
sus partes más nobles por mentir tan descaradamente.
La figura que el espejo me devolvía era la mía, sin duda, pero
transformada. La sangre vampirica de Drusilla corría por mis
venas, provocando cambios fundamentales en la que antes fue una
fisonomía humana y enteramente mortal.
Para empezar, después de lo de los dedos y las manos, mi piel se
había tornado mas blanca
tan blanca como la de mi "creadora".
Por otro lado, mis ojos (negros cuando era un ser humano) ahora
se vieron repentinamente convertidos
su color actual era
una mezcla entre celeste y blanco, que los convertían en algo
realmente exótico. Ignoraba el porque de semejante cambio
fundamental, pero si a eso le sumábamos que mi vista torpe y
medio miope de humano había sido reemplazada por una de lince (capaz
de ver colores mas vivos que nunca o en la oscuridad), no me podía
quejar.
Por lo demás, estaba más o menos igual que antes. Si, me sentía
más fuerte, mas vivo
Sabía que poseía ahora una fuerza
sobrenatural y que podía si me lo proponía, dar un salto tan
alto hasta llegar a una terraza o partirle el cuello a alguien
con una sola mano.
Esperaba que algo así no sucediera nunca.
Pido perdón al lector de nuevo. Creo que debería haber empezado
esta parte del relato hablando de lo que sucedió después de que
Dru me dio la sangre
después de mi conversión.
Pasé por la experiencia que todo vampiro pasa cuando es creado.
La muerte se abatió sobre mi cuerpo, mientras bebía la sangre
que mi amada dama nocturna me ofrecía
Ella se mantuvo sublime hasta el último minuto, mirándome.
Mientras ocurría la magia, se limitó a susurrarme cosas para
tranquilizarme. Era algo extraño
Que le diera tanto amor a
un acto que a ella se lo habían hecho de una forma tan
brutal, tan sanguinaria.
¿Cuántas veces habrá desangrado a alguien hasta la muerte? ¿Cuántas
vidas habrá cegado, sin mostrarle tanto afecto como a mí en
este caso?
Eso no importaba.
Se mantuvo conmigo hasta que ya no pude verla más y las
tinieblas de la muerte se abatieron sobre mí
una muerte
que duro 3 días hasta el despertar, acostado en una mullida cama
en el interior del departamento lujosísimo que ella tenia en el
microcentro de la ciudad de Buenos Aires, su refugio privado.
¿Qué vi cuando estuve muerto? Ese es todo un tema.
Recuerdo nebulosamente cosas. Esperaba que todo fuera como Dru
dijo que le sucedió en su génesis de vampiro, pero en mi caso
fue distinto. Recuerdo flotar en un espacio nebuloso y sentir (o
ver) la presencia de mucha más gente en ese lugar. Era un sitio
enorme y de alguna forma, sabia que era ilimitado. Podíamos
decir que el Cielo y el Infierno juntos podrían haber cabido
perfectamente en aquel sitio, estuviese donde estuviese.
Recuerdo que algo o alguien se me acercó en esa bruma y que ese
alguien resplandecía mucho. Ese ser (sea lo que sea) me habló y
estoy seguro de que dijo cosas importantes, pero no guardo
recuerdos de nada de lo que me dijo.
Después, vino mi despertar. El renacimiento como vampiro.
Dru estaba allí. Me acompaño en todo momento
algo que
agradeceré eternamente.
Lo más difícil y traumático vino luego: tenía hambre.
Los vampiros jóvenes siempre tienen hambre. Debía alimentarme
eso significa que debía matar.
Dru se ofreció a acompañarme en mi primera cacería. Sentí
algo de miedo y hasta casi creí que no podría hacerlo, pero
luego, las cosas cambiaron.
Me llevó a un barrio apartado del centro, un lugar realmente
desagradable. Creo que era una gran villa, con casas
destartaladas y de techos de chapas. Gente muy pobre y humilde
vivía allí
gente que día a día se esforzaba de todas
las maneras posibles por salir del tugurio miserable al que sus
vidas fue sumergida por culpa del destino
pero también vivían
los otros. Los delincuentes, los ladrones, violadores y asesinos.
Gente que traficaba drogas y que no tenía escrúpulos a la hora
de matar a sus semejantes.
Sentía un hambre atroz y el dolor se tornaba insoportable. Dru
dijo que todo seria instintivo y que sabría que hacer. Era
cierto
apenas me acerque a la primera casa, me di cuenta
que era verdad.
Eché un vistazo por una ventana de la manera en que los vampiros
lo hacen sin ser descubiertos. Había cuatro sujetos ahí dentro,
traficantes de drogas, delincuentes. Hablaban de sus próximos
atracos, de las cosas terribles que iban a hacer sin duda alguna
al día siguiente
cosas que involucrarían la muerte de
gente inocente que en esos momentos dormían apacibles en sus
casas.
Me enfurecí. De verdad, me enfurecí al escuchar esto. Decidí
salir de mi puesto apacible y entré en la casa dando un salto,
rompiendo la ventana. Los delincuentes no se esperaban esto y fue
por eso que tardaron tanto en reaccionar. Aquello me fue muy a
favor
Sentí que mi rostro cambiaba. Lo sentí de una manera que se me
hace difícil explicar. Mis huesos y mi carne eran elásticas y
asumieron la terrible cara de un demonio ávido de sangre. Mis
colmillos crecieron hasta afilarse y recuerdo bien que los ataqué.
Fue muy rápido y hasta tengo que decir que quizás no sintieron
dolor
Dru miró todo desde afuera. Observó cada detalle sin perdérselo.
Cuando sacie mi hambre primeriza, regrese a su lado. Sonreía,
satisfecha
-Te he hecho un ser muy fuerte- me dijo, acariciándome el rostro,
que ya volvía a relajarse para volver a ser el de un humano-
Tienes la fuerza de diez hombres juntos
quizás mas.
Era cierto.
Varios días pasaron desde esa primera vez. Desde entonces, Dru y
yo hemos recorrido muchas veces la noche de esta ciudad,
conociendo cosas que nunca soñé que conocería
Pero en el momento presente, terminaba yo de escribir los últimos
párrafos del libro que planeaba publicar, sobre su vida. Ese era
el motivo de toda esta aventura sobrenatural
dar a conocer
al mundo su historia.
Hay cosas que quedaran en el tintero de mi propia conversión en
vampiro. ¿Qué vi en el tiempo en que estuve muerto? ¿Qué
secreta revelación me fue confiada antes de que la magia oscura
de los no-muertos me sacara de ese lugar espiritual donde flotaba?
No lo sé. Tal vez solamente lo soñé
Tal vez fue una
suerte de alucinación mientras mi cerebro moría y revivía.
Tal vez después de la muerte no hay nada y esta nueva segunda
vida es lo único que nos queda como posibilidad de subsistir. No
lo sé.
Mientras cavilaba en semejantes cosas, Dru apareció en la
habitación. Vestía de negro como de costumbre y su semblante
seguía igual de pulcro y de exótico, como el de una estatua.
Sonrió y se me acercó, abrazándome por la espalda, en un gesto
tan intimo y sensual que no pude menos que entrecerrar los ojos
mientras olía su perfume
ese perfume que se convirtió en
mi perdición.
Dije que varias cosas quedarían en el tintero sobre mi propia
conversión en vampiro
hay otra cosa mas que creo que me
hace distinto de los demás seres de la noche que hay.
Se supone que cuando te conviertes en un vampiro, pierdes tu alma,
lazo fundamental con el mundo de los mortales
te
transformas en una criatura siniestra y ávida de muerte
Pues bien
no sé por que, pero eso no pasó. NUNCA PERDI MI
ALMA.
El fenómeno inquietaba a Dru de sobremanera. Ella no tenía
explicación para este suceso. Los únicos vampiros con alma que
había en la Tierra actualmente (por lo menos, conocidos) eran 2:
Ángel y Spike.
El primero es sabido que se la habían restaurado hace tiempo, el
segundo la había recuperado hacia cosa de un año y fue una
suerte de sacrificio personal para ganarse el amor de la Cazadora.
En mi caso, todo era diferente. Nunca perdí mi alma. Nunca se
fue el lazo que me unía al mundo que acababa de abandonar.
Después de las primeras vidas que me cobre para detener el dolor
y saciar mi hambre de demonio nocturno, sentí culpa,
remordimiento
creí que no podía continuar.
Todavía siento esos sentimientos y creo que serán el precio por
haber logrado una vida que seguirá hasta el final de los tiempos
eso si alguna Cazadora no me mata primero.
Decidí por voluntad propia nunca jamás tomar la vida de un
inocente. Las vidas con las que me alimentaría, serian las de
los criminales, de aquellos humanos que se alejaban por voluntad
de sus congeneres, convirtiéndose en depredadores de sus
hermanos. Para la paz de esa alma que no me abandonó, era lo
correcto.
Mas, no me proporcionaba ningún placer matar.
-¿Cómo va mi libro?- me preguntó Drusilla, sacándome de mis
pensamientos.
-Bien. Solo le faltan unos retoques.
-¿No tendrás problemas para publicarlo? ¿No crees que
comenzaran a sospechar de ti cuando les lleves el manuscrito?
-La editorial tiene un convenio conmigo. No hacen tantas
preguntas
si el material es bueno y vende, no les importa.
Además, como ves, puedo pasar por humano una vez que me alimento.
-Estoy emocionada. No sé si estaré preparada para el precio de
la fama.
-No te hagas muchas ilusiones, amor- dije, separándome de ella y
volviendo a mi lugar, a terminar de escribir la historia- El
libro puede venderse bien, pero no creo que vaya a ser masivo.
-Me conformo con que lo lean diez personas. Es la primera vez que
hago algo como esto.
-¿Ya pensaste que haremos después?
-Si que lo pensé
¿Te gustaría ver el mundo?- preguntó,
sonriendo misteriosamente.
-¿De que hablas?
Dru se me acercó y me mostró un par de pasajes para avión.
-Vaya
Estoy impresionado- dije, leyéndolos- ¿"Los Ángeles"?
¿Planeas visitar a tus viejos conocidos? ¿Un desvío para
Sunnydale por ahí, quizás?
-Bueno
- suspiró, poniendo cara de niña inocente- ¿Qué
pretendías? Tengo algunas cuantas ganas de volverlos a ver a
todos
y además, quisiera saber como reaccionaran mi Ángel
y mi Spike al ver que tienen competencia ahora
Un nuevo
vampiro con alma
-Por favor, Dru
Creo que ellos son más lindos que yo-
comenté, riéndome- Creo que ni podrían hacer una serie de TV
conmigo
Drusilla se rió con ganas. Luego, se sentó sobre mis rodillas y
me estrecho tiernamente entre sus brazos.
-Piensalo bien, querido. Tal vez podrías seguir escribiendo
libros- dijo- Tal vez Ángel te cuente su vida
o Spike
o cualquier otro vampiro o demonio
Sonreí. Era verdad. Se me estaba abriendo una posibilidad sin
igual
Sabía que de ahí en más, mi vida (mi nueva vida) estaría
plagada de revelaciones increíbles. También sabia que la cosa
no iba a ser fácil y que estaban cuestiones mas practicas como
el hecho de que ahora pertenecía a un mundo oscuro y temido
pero también estaba el hecho de saber que había cosas sobre mi
que tendría que descubrir. Cosas que debería investigar
¿Qué vi cuando estaba muerto? ¿Quién me habló? ¿Por que no
perdí mi alma?
¿De quien era la voz que habló con Drusilla cuando su poder de
tener visiones volvió? Y lo más fundamental
¿Qué motivó
a Dru a no matarme?
-¿Por qué no acabaste con mi vida cuando nos conocimos por
primera vez?- quise saber.
-Porque tuve una visión.
Silencio. La mire a los ojos.
-¿Cuándo me atacaste tuviste una visión?
-Si.
-¿Qué viste?
Sonrió. Me acarició la cara.
-Luz.
-¿Luz?
-Y muchas cosas más
-Vas a hacer que piense que soy un enviado divino- bromeé- ¿No
me puedes decir mas?
-Puedo, pero no lo voy a hacer.
-Mira que eres mala, ¿eh?- la regañe, besándola en la mejilla.
-¿Qué esperabas? Soy una vampiro
Buenos Aires, Argentina.
13 de Septiembre de 2003